-Nosotros escogemos a quién dejamos entrar en nuestro mundo.
-No sabes lo que es dormir en un hospital durante dos meses, cogiendo su mano, porque los médicos vieron en tus ojos que el término "horario de visitas" no iba contigo. No sabes lo que significa perder a alguien, porque solo lo sabrás cuando ames a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo.
-He lamentado cosas, pero ni un solo día de los que pasé con ella.
-Cualquier puerto es bueno en una tormenta.
-Esa chica es, ya sabe, bonita, lista, divertida. Distinta de las otras que he conocido.
-Pues llámala, Romeo.
-¿Para qué? ¿Para que me dé cuenta de que no es tan lista? ¿De que es tope aburrida? No sé, yo... Esa chica ahora es perfecta, y no quiero estropearlo.
-Quizá lo que te preocupa es que tú dejes de ser perfecto. (...) No eres perfecto, amigo. Y te voy a ahorrar el suspense: la chica que conociste tampoco es perfecta. Lo único que importa es si sois perfectos como pareja.
-No, no te lo debes a ti mismo, me lo debes a mí.Una mañana me despertaré con 50 tacos y seguiré haciendo esta mierda. Para mí está bien, es cojonudo. Pero tú tienes un boleto de lotería ganador y te faltan pelotas para ir a cobrarlo; eso es una cabronada. Yo haría lo que fuera por tener lo que tienes tú, y estos tíos también. Sería una cabronada que siguieras aquí dentro de 20 años, no queremos ver cómo desperdicias tu vida.
-Eso lo has sacado de Dickers, El condado de Essex, página 98, ¿verdad? Yo también lo he leído. ¿Ibas a plagiar el libro entero o tienes ideas propias sobre este asunto? ¿Vas en ese plan? ¿Entras en un bar y sueltas de memoria un párrafo haciendo creer todo el mundo que es de cosecha propia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario