Las frases más famosas, críticas, trailers de los próximos estrenos, las escenas más memorables, bandas sonoras... Cine. Desde el punto de vista de un aficionado al séptimo arte.
miércoles, 21 de junio de 2017
jueves, 15 de junio de 2017
Frases Piratas del Caribe. La maldición de la Perla Negra
-Vamos allá donde queremos, en eso consiste una embarcación, ya lo sabéis. Pero una nave no es solo una quilla, un casco, una cubierta y unas velas. Lo que es una nave... lo que la Perla Negra, representa... es la libertad.
-¿Y si pasa lo peor?
-Acogeos al código.
-¿A qué código ha de acogerse Gibbs si ocurre lo peor?
-Al de los piratas. Cualquier hombre que se queda atrás, se deja atrás.
-No hay héroes entre los ladrones, ¿eh?
-Para tener tan pésimo concepto de los piratas, vas camino de convertirte en uno de ellos. Me has ayudado a escapar de la cárcel. Te has llevado un barco de la Marina Real. Has navegado con un bucanero hasta Tortuga. Y estás completamente obsesionado con un tesoro.
-Eso no es cierto. Yo no estoy obsesionado con ningún tesoro.
-No todos los tesoros son de oro y plata, amigo.
-Es la Perla
-¡La Perla Negra! He oído historias. Ha atacado barcos y poblaciones durante cerca de diez años. Nunca deja supervivientes.
-Si nunca deja supervivientes, ¿esas historias quién demonios las cuenta?
-Arrasa con lo que veas.
-¡Y generoso no seas!
-Las peleas justas no resultan muy estimulantes.
-Esto es una locura, o una genialidad.
-Es sorprendente lo a menudo que coinciden esos dos conceptos.
-No os queda plomo ni pólvora. Una brújula que no señala al norte. (Desenvaina la espada) Oh. No sé por qué esperaba que fuera de madera. Es evidente que sois el peor pirata del que he oído hablar.
-¿Pero habéis oído hablar de mí?
-Caballeros! My lady... Siempre recordareis este día como el día en que casi capturáis, al Capitán Jack Sparrow!
-¡No!¡No lo hagáis! ¡Deteneos, eso no! ¿Qué estáis haciendo? Habéis quemado la comida, la sombra, el ron.
-Sí, ya no queda ron.
-¿Por qué no queda ron?
-Primero: porque es una bebida repugnante que convierte al hombre más respetable en un sinvergüenza. Segundo: esa señal mide más de 35 metros. Toda la Marina Real me está buscando. ¿Realmente pensáis que existe una mínima posibilidad de que no la vean?
-¡¿Pero por qué no queda ron?!
-¿Dónde está Elizabeth?
-Está a salvo, tal como prometí. Se va a casar con Norringthon, tal como ha prometido. Y tú tienes que morir por ella, tal como prometiste. Todos somos hombres de palabra, sin duda. Excepto Elizabeth que, de hecho, es mujer.
-No soy honesto. Y de un hombre que no es honesto solo se puede esperar que no sea honesto. Honestamente, es con los honestos con los que hay que tener cuidado. Porque nunca se puede prever cuando harán algo absolutamente absurdo.
-Ahora, mientras estás ahí colgado, presta atención. La única regla que realmente importa es ésta: lo que un hombre puede hacer, y lo que no puede hacer. Por ejemplo; tú puedes aceptar, que tu padre era pirata, y un buen hombre, o no aceptarlo. Pero tú tienes sangre pirata hijo y algún día tendrás que asumirlo. Y ahora yo, por ejemplo. podría dejar que te ahogaras. Pero no puedo llevar este barco a Tortuga yo solito, ¿entiendes? Así que... ¿Eres capaz de navegar bajo las órdenes de un pirata? ¿O no?
-¿Tortuga?
-Tortuga.
-¿Cómo vamos a llegar a una isla que nadie sabe dónde está? ¿Y con una brújula que no funciona?
-Sí, la brújula no apunta al Norte. Pero no buscamos el Norte,
¿verdad?
-¿Y si pasa lo peor?
-Acogeos al código.
-¿A qué código ha de acogerse Gibbs si ocurre lo peor?
-Al de los piratas. Cualquier hombre que se queda atrás, se deja atrás.
-No hay héroes entre los ladrones, ¿eh?
-Para tener tan pésimo concepto de los piratas, vas camino de convertirte en uno de ellos. Me has ayudado a escapar de la cárcel. Te has llevado un barco de la Marina Real. Has navegado con un bucanero hasta Tortuga. Y estás completamente obsesionado con un tesoro.
-Eso no es cierto. Yo no estoy obsesionado con ningún tesoro.
-No todos los tesoros son de oro y plata, amigo.
-Es la Perla
-¡La Perla Negra! He oído historias. Ha atacado barcos y poblaciones durante cerca de diez años. Nunca deja supervivientes.
-Si nunca deja supervivientes, ¿esas historias quién demonios las cuenta?
-Arrasa con lo que veas.
-¡Y generoso no seas!
-Las peleas justas no resultan muy estimulantes.
-Esto es una locura, o una genialidad.
-Es sorprendente lo a menudo que coinciden esos dos conceptos.
-No os queda plomo ni pólvora. Una brújula que no señala al norte. (Desenvaina la espada) Oh. No sé por qué esperaba que fuera de madera. Es evidente que sois el peor pirata del que he oído hablar.
-¿Pero habéis oído hablar de mí?
-Caballeros! My lady... Siempre recordareis este día como el día en que casi capturáis, al Capitán Jack Sparrow!
-¡No!¡No lo hagáis! ¡Deteneos, eso no! ¿Qué estáis haciendo? Habéis quemado la comida, la sombra, el ron.
-Sí, ya no queda ron.
-¿Por qué no queda ron?
-Primero: porque es una bebida repugnante que convierte al hombre más respetable en un sinvergüenza. Segundo: esa señal mide más de 35 metros. Toda la Marina Real me está buscando. ¿Realmente pensáis que existe una mínima posibilidad de que no la vean?
-¡¿Pero por qué no queda ron?!
-¿Dónde está Elizabeth?
-Está a salvo, tal como prometí. Se va a casar con Norringthon, tal como ha prometido. Y tú tienes que morir por ella, tal como prometiste. Todos somos hombres de palabra, sin duda. Excepto Elizabeth que, de hecho, es mujer.
-No soy honesto. Y de un hombre que no es honesto solo se puede esperar que no sea honesto. Honestamente, es con los honestos con los que hay que tener cuidado. Porque nunca se puede prever cuando harán algo absolutamente absurdo.
-Ahora, mientras estás ahí colgado, presta atención. La única regla que realmente importa es ésta: lo que un hombre puede hacer, y lo que no puede hacer. Por ejemplo; tú puedes aceptar, que tu padre era pirata, y un buen hombre, o no aceptarlo. Pero tú tienes sangre pirata hijo y algún día tendrás que asumirlo. Y ahora yo, por ejemplo. podría dejar que te ahogaras. Pero no puedo llevar este barco a Tortuga yo solito, ¿entiendes? Así que... ¿Eres capaz de navegar bajo las órdenes de un pirata? ¿O no?
-¿Tortuga?
-Tortuga.
-¿Cómo vamos a llegar a una isla que nadie sabe dónde está? ¿Y con una brújula que no funciona?
-Sí, la brújula no apunta al Norte. Pero no buscamos el Norte,
¿verdad?
lunes, 12 de junio de 2017
De mayor quiero ser como Doss
Mel Gibson ha vuelto. Y de qué manera, por la puerta grande. Desde que en 2006 dirigiera Apocalypto, no había vuelto a hacer lo propio con ninguna otra película, y su vuelta no ha podido ser mejor. Bueno, quizás sí, si se hubiese llevado alguno de los Oscars más importantes (estuvo nominada a seis, incluyendo el de mejor película y mejor director, y finalmente solo se llevó el de mejor edición de sonido y mejor montaje). Pero seguro que éso a Gibson no le ha quitado el sueño.
Hacksaw ridge relata la historia de Desmond Doss, un joven médico que se alista al ejército estadounidense para servir a su país en la II Guerra Mundial. Pero, debido a sus creencias, se niega a tocar un arma, lo que provocará un conflicto con los altos cargos de su propio ejército. El papel protagonista lo desempeña Andrew Garfield, en uno de las mejores actuaciones del año. Cada vez que aparece, que es prácticamente en las dos horas y quince minutos de metraje, se come a la pantalla, llama la atención por sus gestos y expresiones, por lo bien que caen tanto él como su personaje. El actor de 33 años está llamado a ser uno de los mejores de su generación, y con este papel lo ha demostrado. No en vano, fue nominado a mejor actor en la mayoría de las galas de premios más importantes.
Con Hasta el último hombre, Gibson no sólo ha querido hacer una película bélica sobre la II Guerra Mundial. Está claro que lo es, y de las mejores de los últimos años sin ninguna duda. Las escenas que se desarrollan en lo alto del barranco son de un realismo increíble. Pero es más que un película de guerra porque lo más importante no es la batalla ni el contexto en el que se ambienta, si no el debate moral que plantea: ¿es lícito moralmente que un soldado vaya al campo de batalla sin un sólo arma con la que defenderse a sí mismo y a sus compañeros y, en consecuencia, a su país, solo porque sus creencias no se lo permiten? ¿Qué está por encima, mantenerte fiel a lo que piensas o aceptar algo que va en contra de ello?
Hasta el último hombre supone una oda a la libertad de conciencia, de actuar conforme a lo que uno cree.Y plantea la necesidad de que en el mundo haya más Desmond Doss, personas lo suficientemente íntegras como para asumir las burlas, humillaciones y agravios que puedan sufrir por mantenerse fiel a unos valores y principios. Una llamada a huir de lo políticamente correcto, de lo cómodo y sencillo, de pensar y actuar como piensa y actúa la masa. Por todo ello, de mayor me gustaría ser como el soldado Doss.
Con Hasta el último hombre, Gibson no sólo ha querido hacer una película bélica sobre la II Guerra Mundial. Está claro que lo es, y de las mejores de los últimos años sin ninguna duda. Las escenas que se desarrollan en lo alto del barranco son de un realismo increíble. Pero es más que un película de guerra porque lo más importante no es la batalla ni el contexto en el que se ambienta, si no el debate moral que plantea: ¿es lícito moralmente que un soldado vaya al campo de batalla sin un sólo arma con la que defenderse a sí mismo y a sus compañeros y, en consecuencia, a su país, solo porque sus creencias no se lo permiten? ¿Qué está por encima, mantenerte fiel a lo que piensas o aceptar algo que va en contra de ello?
Hasta el último hombre supone una oda a la libertad de conciencia, de actuar conforme a lo que uno cree.Y plantea la necesidad de que en el mundo haya más Desmond Doss, personas lo suficientemente íntegras como para asumir las burlas, humillaciones y agravios que puedan sufrir por mantenerse fiel a unos valores y principios. Una llamada a huir de lo políticamente correcto, de lo cómodo y sencillo, de pensar y actuar como piensa y actúa la masa. Por todo ello, de mayor me gustaría ser como el soldado Doss.
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